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martes, 3 de diciembre de 2013

Perdido en mi propio invento

Hola blog. Me perdí por un par de meses y no había vuelto por aquí. Después del último escrito que llamé "la oscuridad" perdí el ritmo de escritura y mi constancia en las visitas a estos lados de mi mundo. Fue intencional, eso sí. Quería cambiar con el método, probar una nueva forma de estructurar mis historias y mi percepción sobre ellas. Y me perdí en el proceso.

Todas las entradas anteriores a "noche sin cronopios" comparten la única regla auto impuesta, sea esta la de terminar el escrito en una sola sesión, por larga que fuera y sin importar cuántos cigarrillos o vasos de whisky pasaran por mis manos y boca. Esto me ayudo a escribir con algo de freestyle, improvisando sobre la marcha. Algo que me sentó bien por los meses que llevo enganchado a las grabaciones del quinteto de Miles Davis. 

Los "cronopios" llegaron luego de leer los dos tomos de "La vuelta al día en ochenta mundos" de Cortázar. Una bonita edición que encontré en una librería de Santiago la última noche que pasé allá, al regresar de Nueva Zelanda. También leía en esos días el tomo de poesía completa de Borges. Así se explican los experimentos en "cronopios" y las "cintas".

Pero comencé a aburrirme de mi única regla. Quería algo más. Profundizar en las historias, personajes y giros del relato. Así que compré un cuaderno nuevo en el cual desarrollar ideas que, ahora pienso, debieron estar aquí primero querido blog. Y así evolucionó un relato de ficción con matices propios, basado en momentos de mi vida que a simple vista son irrelevantes, pero que se niegan a desaparecer de mi memoria. Todo alrededor de la idea de entrar en un laberinto y perderse para luego encontrar la salida.

Mi problema aparece en cuanto el personaje del relato avanza a la mitad del laberinto, y las paredes húmedas y gastadas por los años amenazan con derribarse y aplastarlo, con la lógica consecuencia de dejarlo atrapado y sin posibilidades de llegar a la salida. Regresar al punto de partida no es una opción y avanzar tampoco es algo claro, así que aquí estoy con el asunto sin terminar.

Tengo música nueva, eso sí. La entrada anterior, "Tabú" recoge algunas de mis experiencias con el metal y los beats de mi viejo grupo, 118 lowbeats. La que sigue "10 más" es un track más discotequero. 

Bueno, es lo que hay por ahora. Ya nos veremos de nuevo. Como soy terco, seguiré buscando la forma de enfrentar a esos viejos pedazos de muro, para llegar a la salida. Probaré con algo de freestyle...

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