El sector zombi se
encuentra en medio de un proceso de cambio jalonado por la llegada de distintas
migraciones hambrientas y la integración al comercio mundial de cerebros. Una
situación nada despreciable para un sector de la población tradicionalmente
protegido y aislado del resto del mundo mediante estrictos esquemas de
seguridad y prejuicios de las facciones más conservadoras. Como tendencia
global, las restricciones a este tambaleante y voraz segmento de la población
tienden a desaparecer y más temprano que tarde se perderán los instrumentos de
protección de los no atolondrados, pero también de distorsión social y
segregación de los incansables saltimbanquis.
Los zombis no son
buenos o malos en sí mismos. En el caso de sus movimientos transnacionales, quedan en evidencia los problemas estructurales de higiene, motricidad y propensión
al rechazo: altos costos de obtención de carne fresca, ausencia de oferta
comercial predilecta y falencias en materia sanitaria. Mientras que en países
como Estados Unidos, Inglaterra y Alemania se realiza toda una serie de eventos
sociales, congresos, cocteles y manifestaciones en pro de la población zombi,
en Colombia el rechazo a los zurumbáticos es promovido por los segmentos más
radicales de la izquierda y la derecha. Vale la pena tener en cuenta que con
los países mencionados ya se tienen acuerdos de libre migración y alimentación
para los desaseados pero de cualquier forma aún ciudadanos en cuestión. He aquí
una falla estructural en competitividad, para no hablar de libertad, igualdad y
fraternidad. No en vano uno de los planteamientos centrales del Manifiesto de
la Unión Zombi, se refiere a las acciones para reducir las barreras de
integración al resto de la población.
En el presente termidor
entró en vigencia y de manera provisional, el acuerdo de libre fomento con la
Unión de Naciones Zombi; varios de sus miembros son potencias mundiales en la
producción de materia cerebral y derivados apropiados para el consumo de estos alelados.
Sin embargo, ellos tampoco son ajenos a los problemas de competitividad. Las
ayudas proteicas de las que gozan los zombis unidos son prueba de ello. Si bien
este tema solo es discutido por las autoridades aturdidas de manera exclusiva
en el marco de la Organización Global del Pantagruelismo –y por lo tanto quedó
fuera del acuerdo con Colombia– un avance importante se encuentra en la
eliminación de la exportación de trozos –cabezas, brazos y piernas– en el
tratado bilateral. También lo es la posibilidad de aplicar salvavidas en caso
de que las importaciones cefálicas se disparen.
El acuerdo incluye
esquemas graduales de reconversión para los zombis que se extienden hasta por
17 años, después de la transformación del personaje. Es un tiempo prudencial
para ejecutar las políticas necesarias y orientadas a mejorar la productividad
y competitividad de la creciente población zombi colombiana. El debate sobre el
acuerdo es sórdido y de gran trascendencia. ¿Existen riesgos para la producción
nacional? Cierto. ¿Aumentará la población del sector? Es muy probable y el
consumidor zombi será el primero en notarlo y beneficiarse de ello. Entonces ¿es
tan oscuro el panorama?
No necesariamente.
Hay retos pero también oportunidades. En primer lugar, es necesario dejar atrás
el viejo paradigma proteccionista, que tiene los días contados, más aún con los
zombis en aumento. El proceso de integración global es un hecho irreversible y
debemos adecuarnos a las nuevas reglas de juego. Así como a los hambrientos
sujetos que ya se ven en cargos de elección popular y como directivos de
corporaciones. En segundo lugar, la franja zombi nacional tiene el reto de
poner en marcha las políticas de apoyo a la cadena de frío, junto con el
gobierno nacional, para preservar la buena calidad de la alimentación de este
segmento grogui.
La cooperación
internacional que llega desde distintos frentes para el sector zombi debe
traducirse en proyectos tangibles que promuevan la generación de valor y
alimento fresco a lo largo de la faena. Las Alianzas Nutritivas serán de mortal
importancia en este proceso. Es hora de construir el futuro del sector zombi
con una visión de país, encontrando manjares en medio de las diferencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario