Un
cigarrillo antes de caer en las almohadas.
Nubes
de humo para olvidar la ansiedad.
El frío
de la noche corre entre las bocanadas.
El
malestar por fin cede y surge: libertad.
Hojas y
acordes como excusas.
Reinos
de papel y sonidos infinitos.
Noches
sin dormir acompañado de latidos.
Un solo
origen, la tormenta continúa.
Luces
controladas, infusiones sin receta.
Violines
en el nombre de un planeta, es mejor.
Afuera
las voces que no cesan.
Evitan
el silencio, las quejas alrededor.
Las
manos resecas y un nudillo herido.
La
reina en el palacio de corrientes.
Mercurio sobre gritos, el dominio.
El
laberinto infinito de la mente.
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