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domingo, 20 de diciembre de 2015

El espinoso tema del lactosuero


Un dolor de cabeza. El tema del suero, que es el liquido que queda al producir queso, y su mal uso en Colombia es eso para mi gestión. Demandas contra mis asociados, mala propaganda y competencia salvaje hay alrededor del asunto. Escribí este artículo en el 2012 luego de participar en un congreso en Uruguay en el que expertos hablaban de las posibilidades de generar valor agregado y nutrición -incluso superior a la que ofrece la leche- a partir de productos del suero de leche. La publicación en La República es de junio de ese año (ver artículo aquí).


Lo curioso del caso es que mientras el lactosuero -subproducto de la elaboración del queso- crece a nivel mundial con una infinidad de usos y desarrollo de novedosos productos, en Colombia ciertas voces se han levantado en contra de este insumo, propiciando la satanización del asunto y condenando a todos los productos que contengan el ingrediente. Para el bien de productores, comercializadores, consumidores y autoridades, es hora de dar un debate serio y desapasionado sobre el producto lácteo con mayor crecimiento a nivel mundial, y por qué no, en nuestro país.

El lactosuero no solo hace parte de la composición de distintos derivados lácteos, sino que se trata de un insumo requerido por distintas industrias del sector de alimentos, entre ellas las de panadería, chocolatería y galletería; bebidas energéticas, refrescantes y diversos alimentos funcionales, también cuentan con la presencia del satanizado componente. Por la existencia de tantos usos, junto con las nuevas tendencias y exigencias del consumidor, se explica el crecimiento mundial en el consumo de lactosuero.

¿Y qué sucede entonces en Colombia?
Existe un vacío normativo que deja en el limbo reglamentos técnicos de suma importancia para que tanto productores, como comercializadores y consumidores, tengan claridad sobre los productos que se están desarrollando y llevando al mercado.

Es importante que se expida a la mayor brevedad el decreto de reglamento técnico de derivados lácteos, incluyendo los usos legítimos del lactosuero; porque hay otro tema diferente y de ninguna manera aceptable, que es la adulteración de la leche, situación común dentro de la informalidad que afecta a la cadena láctea. Entendiendo que hay dos situaciones diferentes, no es correcta la satanización del insumo que, como lo presentó Rabobank en su informe, tiene el mayor potencial de crecimiento a nivel mundial.

En países en vía de desarrollo se ha logrado combatir el mal de la desnutrición con productos lácteos que contienen lactosuero, dando así una solución a los problemas de hambre para las poblaciones más vulnerables. Claro, todo esto requiere de un entorno normativo establecido y de conocimiento de todas las partes.

Mayor información, claridad y una justa regulación es lo que necesita este espinoso asunto. Pero no más satanización ni juicios apresurados de valor sobre un ingrediente con gran potencial de desarrollo.

Antecedentes
El lactosuero no solo hace parte de la composición de distintos derivados lácteos, sino que se trata de un insumo requerido por distintas industrias del sector de alimentos, entre ellas las de panadería.

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