Logo

Logo

sábado, 10 de octubre de 2015

Mi vida por un simple acorde

Black Rebel Motorcycle Club: Live in Paris (2015).

Foto de www.willieworld.com

El inicio del siglo XXI ha sido referenciado por muchos críticos como época perdida del rock n roll; una era dominada por la música electrónica, la crisis de la industria discográfica y la decadencia de los gigantes de la década pasada. No se puede olvidar que en los años noventa presenciamos el auge y caída del grunge de Seattle con Nirvana a la cabeza, así como el del britpop con Oasis y The Verve en sus respectivos lugares. También vimos a un Bono cada vez más gordo que luego crearía un fondo especulativo de inversión llamado Elevation.

Sin embargo el género siguió adelante y los años 2000 dieron lugar a nuevos e interesantes sonidos, que se encuentran en matices tales como la neo psicodelia, post rock, noise rock o el doom de Chicago. El trío californiano de los Black Rebel Motorcycle Club (BRMC) es un producto sonoro del nuevo siglo, con fuertes raíces en los clásicos británicos de los setentas y noventas, y un motor constante de innovación en estos primeros quince años del milenio.

La exploración de sonidos y creación de atmósferas complejas para cada canción es un aspecto llamativo en una banda compuesta por solo tres integrantes: Robert Levon Been (bajo, voz y guitarra), Peter Hayes (guitarra y voz) y Leah Shapiro (batería). Sus trabajos de estudio son un banquete sonoro de principio a fin, llenos de texturas y juegos de delay y reverberación, así como de infinitos estilos de distorsión de la guitarra y bajo eléctrico; todo acompañado de una percusión sencilla y directa. Esta es la estructura del sonido del club de rebeldes, que para el nombre de la banda tomaron el de la pandilla de Marlon Brando en la película The Wild One (1953).

En el 2015 los BRMC presentaron su noveno álbum –siete de estudio, dos en vivo–, grabado y filmado en París. La puesta en escena conlleva riesgos asociados con la diferencia entre la versión de una canción que el oyente tiene en su casa –grabación de estudio, con todos los recursos de producción disponibles–  y la que se escucha en un concierto –el amplificador es lo único que separa al músico del oyente–  y esta es la razón por la que miles de bandas fracasan en las giras, o tienen que acudir al despreciable recurso de la pista. Nada de esto sucede con los BRMC y es emocionante encontrar que la maravilla del detalle de su sonido puede apreciarse en vivo, en formato power trio.

En la primera parte de Live in Paris, los BRMC interpretan su álbum de 2013 Specter at the feast, completo y en el mismo orden de la versión de estudio. Siendo Specter un álbum melancólico, ese es el mood característico al inicio del concierto. Fire Walker estremece de principio a fin con el bajo distorsionado de Robert, el delay infinito en la guitarra de Peter, y la voz que sigue a la percusión de Leah:

Your love was always yours to give, or start another war
But you're always wounded perfectly for what you're livin' for
Your eyes have wept a thousand tears, you've never needed mine
The crime is never what you steal, but what you leave behind

El segundo corte es Let the day begin, cover de la banda ochentera The Call, y de la cual era líder Michael Been, padre de Robert. Michael fue una figura importante en la historia de los BRMC, al apoyar por años la producción del sonido en vivo de la banda, hasta el momento de su muerte por un paro cardíaco en el backstage. Al inicio de la banda permitió que Peter viviera en su casa junto con Robert, ayudando así al joven guitarrista a superar una etapa tormentosa de su vida. Let the day begin es una canción alegre al estilo de la banda –léase con dosis suficiente de oscuridad–  con un papel determinante de la percusión de Leah Shapiro: la más bonita baterista del rock y quien se recupera de un tumor cerebral que por fortuna fue encontrado a tiempo.




En Lullaby la ausencia del bajo –Robert pasa a la segunda guitarra– es casi imperceptible gracias a ese sonido cuidadoso del trío, en modo de balada. Hate the taste, Rival y Teenage disease, son las canciones poderosas, rápidas y agresivas de Specter at the feast y por lo tanto también de esta parte inicial del concierto.

En la segunda parte de Live in Paris, los BRMC repasan los éxitos de sus 15 años de carrera, alternando temas acústicos con distorsionados de los trabajos anteriores a Specter at the feast: BRMC (2001), Take them on, on your own (2003), Howl (2005), Baby 81 (2007) y Beat the devil´s tattoo (2010). Solo queda por fuera del repaso el álbum instrumental The effects of 333 (2008), por consideración a quienes no hayan oído aun a The Residents ni a Einstürzende Neubauten.

Spread your love, Stop, Berlin y Whatever happened to my rock n roll pusieron a saltar al teatro Trianon de París. Vale la pena recordar que en el 2003 los BRMC fueron apodados como “la banda que rompió el piso”, ya que en la parada de la gira británica del 2003 en el Leeds Town Hall, el concierto fue suspendido a la mitad, pues las autoridades temieron que el edificio del siglo XIX se derrumbara.

Los Black Rebel Motorcycle Club han seguido el camino difícil de la honestidad y la independencia. En algún momento de su historia comenzaron los coqueteos con las grandes disqueras pero por fortuna esos acercamientos terminaron como los rebeldes tienen que hacerlo: con un NO rotundo. De ahí en adelante han publicado sus álbumes con sellos independientes e incluso a título propio, como en el caso de The effects of 333, que solamente se distribuyó a través de descargas desde su sitio web. Su espíritu rebelde y descomplicado contrasta con la perfección de su sonido. Larga vida a los BRMC.

I fell in love with the sweet sensation
I gave my heart to a simple chord
I gave my soul to a new religion
Whatever happened to you?
Whatever happened to our rock'n'roll?


La Oscura Ciudad en Twitter: 
@oscura_ciudad 
@logoinvencion

No hay comentarios: