Black Rebel
Motorcycle Club: Live in Paris (2015).
Foto de www.willieworld.com
El inicio del siglo XXI ha sido referenciado
por muchos críticos como época perdida del rock n roll; una era dominada por la
música electrónica, la crisis de la industria discográfica y la decadencia de los
gigantes de la década pasada. No se puede olvidar que en los años noventa
presenciamos el auge y caída del grunge de Seattle con Nirvana a la cabeza, así
como el del britpop con Oasis y The Verve en sus respectivos lugares. También vimos
a un Bono cada vez más gordo que luego crearía un fondo especulativo de
inversión llamado Elevation.
Sin embargo el género siguió
adelante y los años 2000 dieron lugar a nuevos e interesantes sonidos, que se
encuentran en matices tales como la neo psicodelia, post rock, noise rock o el
doom de Chicago. El trío californiano de los Black Rebel Motorcycle Club (BRMC)
es un producto sonoro del nuevo siglo, con fuertes raíces en los clásicos británicos
de los setentas y noventas, y un motor constante de innovación en estos
primeros quince años del milenio.
La exploración de sonidos y
creación de atmósferas complejas para cada canción es un aspecto llamativo en
una banda compuesta por solo tres integrantes: Robert Levon Been (bajo, voz y
guitarra), Peter Hayes (guitarra y voz) y Leah Shapiro (batería). Sus trabajos
de estudio son un banquete sonoro de principio a fin, llenos de texturas y
juegos de delay y reverberación, así como de infinitos estilos de distorsión de
la guitarra y bajo eléctrico; todo acompañado de una percusión sencilla y
directa. Esta es la estructura del sonido del club de rebeldes, que para el
nombre de la banda tomaron el de la pandilla de Marlon Brando en la película
The Wild One (1953).
En el 2015 los BRMC presentaron
su noveno álbum –siete de estudio, dos en vivo–, grabado y filmado en París. La
puesta en escena conlleva riesgos asociados con la diferencia entre la versión
de una canción que el oyente tiene en su casa –grabación de estudio, con todos
los recursos de producción disponibles– y
la que se escucha en un concierto –el amplificador es lo único que separa al músico
del oyente– y esta es la razón por la
que miles de bandas fracasan en las giras, o tienen que acudir al despreciable
recurso de la pista. Nada de esto sucede con los BRMC y es emocionante
encontrar que la maravilla del detalle de su sonido puede apreciarse en vivo, en
formato power trio.
En la primera parte de Live in Paris, los BRMC interpretan su
álbum de 2013 Specter at the feast,
completo y en el mismo orden de la versión de estudio. Siendo Specter un álbum melancólico, ese es el
mood característico al inicio del concierto. Fire Walker estremece de principio a fin con el bajo distorsionado
de Robert, el delay infinito en la guitarra de Peter, y la voz que sigue a la
percusión de Leah:
Your love was always
yours to give, or start another war
But you're always
wounded perfectly for what you're livin' for
Your eyes have wept a
thousand tears, you've never needed mine
The crime is never
what you steal, but what you leave behind
El segundo corte es Let the day
begin, cover de la banda ochentera The Call, y de la cual era líder Michael
Been, padre de Robert. Michael fue una figura importante en la historia de los
BRMC, al apoyar por años la producción del sonido en vivo de la banda, hasta el
momento de su muerte por un paro cardíaco en el backstage. Al inicio de la
banda permitió que Peter viviera en su casa junto con Robert, ayudando así al
joven guitarrista a superar una etapa tormentosa de su vida. Let the day begin es una canción alegre al estilo de la banda –léase con dosis
suficiente de oscuridad– con un papel
determinante de la percusión de Leah Shapiro: la más bonita baterista del rock
y quien se recupera de un tumor cerebral que por fortuna fue encontrado a
tiempo.
En Lullaby la ausencia del
bajo –Robert pasa a la segunda guitarra– es casi imperceptible gracias a ese
sonido cuidadoso del trío, en modo de balada. Hate the taste, Rival y Teenage
disease, son las canciones poderosas, rápidas y agresivas de Specter at the feast y por lo tanto también
de esta parte inicial del concierto.
En la segunda parte de Live in
Paris, los BRMC repasan los éxitos de sus 15 años de carrera, alternando
temas acústicos con distorsionados de los trabajos anteriores a Specter at the feast: BRMC (2001), Take them on, on your own (2003), Howl (2005), Baby 81
(2007) y Beat the devil´s tattoo
(2010). Solo queda por fuera del repaso el álbum instrumental The effects of 333 (2008), por consideración
a quienes no hayan oído aun a The Residents ni a Einstürzende Neubauten.
Spread your love, Stop, Berlin
y Whatever happened to my rock n roll
pusieron a saltar al teatro Trianon de París. Vale la pena recordar que en el
2003 los BRMC fueron apodados como “la banda que rompió el piso”, ya que en la
parada de la gira británica del 2003 en el Leeds Town Hall, el concierto fue
suspendido a la mitad, pues las autoridades temieron que el edificio del siglo
XIX se derrumbara.
Los Black Rebel Motorcycle Club han seguido el camino difícil de la honestidad
y la independencia. En algún momento de su historia comenzaron los coqueteos
con las grandes disqueras pero por fortuna esos acercamientos terminaron como los
rebeldes tienen que hacerlo: con un NO rotundo. De ahí en adelante han publicado
sus álbumes con sellos independientes e incluso a título propio, como en el
caso de The effects of 333, que
solamente se distribuyó a través de descargas desde su sitio web. Su espíritu
rebelde y descomplicado contrasta con la perfección de su sonido. Larga vida a
los BRMC.
I fell in love with
the sweet sensation
I gave my heart to a
simple chord
I gave my soul to a
new religion
Whatever happened to
you?
Whatever happened to
our rock'n'roll?
La Oscura Ciudad en Twitter:
@oscura_ciudad
@logoinvencion
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