Logo

Logo

sábado, 17 de octubre de 2015

Rancid: honor, conocimiento y anarquía


Foto tomada de www.mtv.com 

En los primeros años noventa había bandas de rock de culto y de las cuales solo se podía saber de su existencia por el voz a voz entre amigos, pues no había otras fuentes disponibles para conocer lo que sucedía en el underground rockero; aún no se masificaba internet, las revistas de música se centraban en el heavy metal, y a los medios locales les importaba un pepino el asunto.

Siendo así, los pequeños grupos de amigos rockeros –aquellos parias que no bailábamos merengue en las fiestas por cuestión de principios– se convertían en élites que monopolizaban el conocimiento del estado del arte de la música: bares alternativos, la moda, que pasaba por la camisa escocesa, las botas grulla de punta de acero y el pelo largo –hasta donde la autoridad escolar lo permitía–  y por supuesto, las bandas que había que oír; entre ellas la principal era Operation Ivy, que ya había desaparecido al final de los 80, dejando un limitado legado de pocos demos y un solo álbum grabados, junto con una recopilación de 27 canciones, publicada al final de la banda. Los demos eran imposibles de conseguir, ni siquiera por encargo a algún distribuidor en EEUU, y la recopilación, aparecía un par de veces al año en la Musiteca de la calle 19 o en la del parque El Virrey, también por encargo. Soy uno de los afortunados que aún conserva una copia de la edición de Lookout Records con los 27 éxitos de la poderosa banda del underground californiano, que fusionó el punk con el ska y elementos del rock n roll.


Tim Armstrong (guitarra y voz) y Matt Freeman (bajo y saxofón) se hicieron populares con Operation Ivy, tanto que decidieron acabar la banda cuando comenzaban a pasar del underground al mainstream, y en los años noventa conformaron Rancid, al inicio en formato trío junto con el baterista Brett Reed, y luego ampliaron la formación a cuarteto con la entrada de Lars Frederiksen en guitarra y voz. En sus veinticuatro años de historia, Rancid ha continuado la línea del punk iniciada en los días de Operation, fusionando la simplicidad del género de origen británico con ritmos como ska, reggae y hardcore. Sus primeros tres álbumes Rancid (1993), Let´s go (1994) y …and out come the wolves (1995) resaltan por su estilo melódico y los coros emotivos. Time bomb fue la canción más popular y un hit radial que todavía se oye en emisoras de rock. Maxwell Murder, el primer corte de …and out…, incluye el famoso solo en el bajo de Matt, en una muestra de su virtuosismo y con el walking bass que es la columna vertebral de este poderoso animal anarquista y oriundo de Berkeley.


Después de unos primeros años noventa de prolífica actividad de producción discográfica y giras, la banda comenzó a tomar tiempo entre sus álbumes, abriendo espacio a más experimentación sonora y colaboración con músicos de diferentes géneros. Life won´t wait (1998) fue el último trabajo de la década y en los años 2000 publicaron el álbum homónimo (2000), al cual le siguieron Indestructible (2003) y Let the dominoes fall (2009), del cual se destaca el track Last one to die.

En 2014 Rancid presentó su octavo trabajo de estudio, …honor is all we know, fiel a su línea musical y a su independencia, a través de contratos discográficos con casas pequeñas, como Epitaph –sello propiedad de Mr. Brett de Bad Religion– o Hellcat Records, filial de la primera. En este disco queda claro que la banda no ha perdido la habilidad de expresar sus ideas en menos de tres minutos, siguiendo el ejemplo de los neoyorquinos The Ramones. El track de apertura, Back were I belong, contiene la energía necesaria para superar la depresión del lunes en la mañana, actitud que también se encuentra en Raise your fist, mientras que la onda ska clásica de la banda está presente en Evil´s my friend. La canción que da nombre al disco resumen los elementos fundamentales de la banda: rapidez punk –dos minutos de duración–, punteos de rock n roll y coros electrizantes.   


En su más reciente gira, Rancid celebró el aniversario número veinte de …and out come the wolves, tocándolo por completo. Las presentaciones de septiembre pasado en el auditorio Terminal 5 de Nueva York han demostrado el poder que conserva la banda, cuyos miembros cuentan con treinta años de historia, desde sus primeros días de Operation Ivy: un tiempo nada despreciable para el estilo de vida punk. Como dirían los Sex Pistols, ¡Dios salve a la reina! ¡Dios salve a estos anarquistas!

La Oscura Ciudad en Twitter: 
@oscura_ciudad 
@logoinvencion

No hay comentarios: